Una magnífica velada artística vivió el sábado por la noche el Club con la actuación del brillante actor Pablo Picotto, quien se manifestó simpatizante de Atlético y dijo haber participado en las Colonias de vacaciones y diversos deportes, cuando vivía en 9 de Julio; una inesperada cantidad de público, casi 200 personas, colmó el salón de la planta alta de la Sede Social y disfrutó de las casi dos horas que duró el espectáculo, que sólo se puede ver en la sala del Paseo La Plaza, de calle Corrientes, ciudad de Buenos Aires. Al terminar la función, luego de saludar al público y agradecer, se emocionó al recibir una camiseta del Club, que se puso, rindiendo, además, su homenaje al Centenario del Club y al Sesquicentenario de la ciudad.
Realmente mostró su talento, a través de una comedia que recorre la vida de cada integrante de una disparatada familia argentina, transitando con humor, ironía y reflexión las personalidades de cada uno de ellos, recurriendo a la identificación de situaciones.
El show recorrió en sus personajes el imaginario poético de gente común y corriente y desarrolló con humor las anécdotas de cada personaje llevándolas al delirio. Así se vieron las reflexiones de Edith, una abnegada madre, ama de casa, que quiere hacer algo de su vida pero no sabe qué; por eso de todo piensa lo mismo: “Un poco me molesta pero un poco no”. Acompañada de su marido Gerardo, dueño de una ferretería en la que los clientes se le enojan. Ambos son los padres del pequeño Niño, quien usa el lavarropas de nave espacial, Ramiro, el hermano Rastafari que asegura poder entender a Dios y Melanie, la hermana que al borde de un ataque de nervios sobrevive a su trabajo en un call center. Todo ante la atenta mirada de Nicola, un abuelo que habla en cocoliche y espera que venga su novia tomando amaretto.
Fue un espectáculo que el público disfrutó, para emocionarse, reflexionar y sentirse identificado, para verlo, oírlo y recordarlo pero sobre todo, un espectáculo hecho para reírse mucho.